Frecuentemente me encuentro con gente que no le gustan los animales, o que les dan miedo, impresión, asco, etc. Esto no esta mal, pero opino que en la mayoría de los casos se deben a prejuicios y/o creencias erróneas. Yo no voy a odiar a la persona que pisa una araña por el simple hecho de ser una araña, ni tampoco al que no es vegetariano o al que abandona a su mascota, por mas indignación que a veces llegue a ocasionar. Pero lo que si puede llegar a molestarme es que no entiendan que, en todos los casos, hablamos de seres vivos y eso es algo que tenemos en común.
Puede que muchos le resten importancia a este tema, pero creo que no hay acto mas noble que el sentir compasión por los demás, por mas diferencias que hallan de por medio.
Cuando una vez le preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta ¿por qué amar a los animales?, esto fue lo que respondió:
“…Porque lo dan todo sin pedir nada; porque ante el poder del hombre, que cuenta con armas… son indefensos; porque son eternos niños, porque no saben de odios… ni guerras; porque no conocen el dinero y se conforman sólo con un techo donde guarecerse del frío; porque se dan a entender sin palabras; porque su mirada es pura como su alma; porque no saben de envidia ni rencores; porque el perdón es algo natural en ellos; porque saben amar con lealtad y fidelidad; porque dan la vida sin tener que acudir a una lujosa clínica; porque no compran amor; simplemente lo esperan; porque son nuestros compañeros, eternos amigos que nunca traicionan… y porque están vivos.¡Por eso y mil cosas más, merecen nuestro amor!Si aprendemos a amarlos como lo merecen, estaremos más cerca de Dios”
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